
martes, 26 de mayo de 2009
¡¡¡¡QUÉ RICOS ESTABAN LOS PASTELITOS!!!!

PASTELITOS PARA FESTEJAR EL CUMPLEAÑOS DE LA PATRIA




Una de las actividades de la Semana de Mayo fue hacer y compartir ricos pastelitos. En cada salita aprendimos a armar los pastelitos ¡hasta los más chiquitos trabajaron! Cuando la seño no miraba nos comíamos los pedacitos de dulce de membrillo!!
¡¡¡¡¡FELIZ DÍA SEÑORITAS!!!!!
A LA MAESTRA JARDINERA:
Alguien muy distraído podría decir que enseñas en un jardín, sembrando y cuidando preciosas semillas y plantas a lo largo del año (en invierno o primavera) y esa persona no esta tan equivocada.
Tu lugar de trabajo esta en el Jardín ¿entonces los chicos son plantas? No, claro que no. Y la diferencia no sólo es que las plantas se quedan quietas y los chicos no. Busquemos similitudes: los dos necesitan cuidados, tibios rayos de sol, de ternura, aire, libertad pero sobre todo que los alimentemos. En el caso de las plantas con agua ¿y los chicos? No alcanza sólo con comida, hay que alimentar sus espíritus. Y vos, Maestra Jardinera, lo hacés todos los días con paciencia, con mimos pero también poniendo límites.
Cada día intervenís para que esos pequeños que llegan a tus manos crezcan en una primavera que dura todo el año.
Música, juegos, cuentos y dibujos hacen posible el milagro de la fantasía. Colaboras con el futuro, pero sobre todo con el presente. Podés ser capaz de transformar lágrimas en sonrisas con un caramelo. Podés hacer que los chicos dejen de usar mamadera. Podés llevarlos de paseo al país de las maravillas, o tal vez, improvisar una galera mágica de la que salen colores que, al mezclarse forman otros nuevos.
Las mamás confían en vos, los chicos te imitan y se pasan hablando en sus casas de tus cuidados. Y mañana te recordarán por ser su Maestra Jardinera y haber sembrado en sus corazones algo más importante que la sabiduría: “la capacidad de dar”.
Silvia Beatriz Zurdo
28 DE MAYO "DÍA DE LOS JARDINES DE INFANTES"
"DÍA DE LA MAESTRA JARDINERA"
¡QUÉ HERMOSA QUEDÓ LA ESCENOGRAFÍA DEL ACTO DEL 25 DE MAYO!
sábado, 23 de mayo de 2009
BOLETÍN DEL SERVICIO PSICOPEDAGÓGICO
Entre pañales
y libros
Algunas mujeres son madres y estudian una carrera. Cumplen con las exigencias de los profesores y de sus hijos. Son mujeres que reparten su tiempo entre pañales y libros.
En la actualidad, el papel de madre y estudiante son roles que en la mujer deben convivir y compatibilizar. Por un lado, se encuentra el deseo personal de estudiar una carrera, que al igual que al hombre, le permita insertarse en el mundo laboral y responder a sus exigencias. Y por otro, está el rol de ser madre que debe cumplir de acuerdo al estereotipo cultural y las expectativas sociales.
Aquí es donde en muchos casos entra a jugar un rol muy especial la CULPA. Algunas madres - de manera consciente o inconsciente- privilegian el modelo de crianza en el hogar y viven la asistencia de sus hijos al jardín maternal de manera prejuiciosa, porque sienten que están contradiciendo la expectativa de crianza tradicional. En consecuencia surgen, en ellas, sentimientos de abandono ambivalencias afectivas y contradicciones. En muchos casos , estas emociones encontradas, dan como resultado el boicot del proceso de adaptación de los niños al jardín ya que la angustia que siente la mamá al dejar a su hijo, es expresada con la verdadera dimensión por el niño quien no escatima gritos y llantos, incluso antes que la mamá efectivamente se ausente. La capacidad de adaptación de un niño también tiene que ver con el sostén emocional previo de la mamá. Hay niños que no se "adaptan" para no abandonar a la madre sobre todo si la perciben frágil o con pocos recursos afectivos. Son ellos quienes las contienen, abrazan y protegen rechazando el jardín para no abandonarla.
Si las madres que trabajan o estudian no encuentran en sus actividades un sentido profundo y válido para tolerar dejar a su hijo al cuidado de un otro ( en el caso del jardín, un profesional preparado) les será dificultoso admitir el tiempo (muy variable) que cada niño necesita para que la nueva realidad se vuelva conocida y confiable, maternal y segura. No importa a qué edad cada familia decida el inicio de la escolaridad de su hijo, lo que importa es que responda a deseos y necesidades bien personales.
¿Por qué solemos creer que maternidad y estudio o trabajo son incompatibles?. No importa si trabajamos, estudiamos o no. Importa saber si logramos fundirnos en las necesidades de los niños pequeños en relación al contacto corporal, el cobijo, la lactancia, los brazos disponibles, la mirada, la quietud y la presencia durante las horas que sí estamos en casa, incluyendo la noche.
Siempre es posible seguir trabajando o estudiando, si es nuestro deseo o nuestra necesidad, sin que el niño tenga que pagar los precios del abandono emocional.
El problema no es el trabajo o el estudio. El problema es la vuelta a casa. Pensemos cuántos minutos por día le dedicamos -de verdad- a la satisfacción pura de nuestros hijos traducida en piel, olor, leche, abrazos y palabras llenas de sentido.
Cuando regresamos a casa, el niño que ya nos ha esperado con infinita paciencia siente que, ahora sí, ha llegado la hora de estar con mamá. A partir de ese momento merece ser resarcido, colmado de caricias, tiempo, abrazos y sonrisas y también merece recibir respuestas a sus reclamos legítimos ya que ha esperado estoicamente el regreso de su madre. Si somos capaces de delegar todo lo demás una vez que hemos regresado a casa, si comprendemos que no hay nada urgente más que nutrir a nuestro bebe de caricias y leche, entonces el estudio no será un obstáculo para el vínculo amoroso entre la madre y el niño.
"LAS SEÑOS TRABAJADORAS PREPARANDO LA ESCENOGRAFÍA PARA LA FIESTA PATRIA"




El sábado a la mañana, las seños nos reunimos en el patio del jardín y entre mates y pastelitos confeccionamos juntas la escenografía para el acto del 25. Entre papeles, tijeras y plasticolas construímos todo lo necesario para armar el patio colonial que ornamentará la fecha patria.
jueves, 21 de mayo de 2009
BOLETÍN DEL SERVICIO PSICOPEDAGÓGICO
Comprar en lugar de vincularse
No es fácil vincularnos y permanecer muchas horas a solas con los niños pequeños. Por eso solemos convertir los momentos de “estar juntos” en momentos de “consumo” compartido. La “compra” del producto que sea opera como mediador en la relación entre los niños y nosotros. El objeto mediador puede ser la televisión, el ordenador, los jueguitos electrónicos, salir de compras a la juguetería, al pelotero, al centro comercial o a lo sumo ir a ver un espectáculo (que pueden ser maravillosos y necesarios en sí mismos). Pero conviene reflexionar sobre cómo los adultos utilizamos los elementos de consumo social para paliar la dificultad que supone la relación con el niño, es decir la permanencia, la mirada, el juego y la disponibilidad emocional.
Cuando un niño nos pide tiempo para jugar, o mirada para que nos extasiemos por un descubrimiento en su exploración cotidiana, cuando nos solicita presencia para permanecer a su lado o que nos detengamos un instante para que pueda recoger una piedra del suelo; solemos responder ofreciendo una golosina, una promesa o un juguete porque estamos apurados. El niño poco a poco va aprendiendo a satisfacer sus necesidades de contacto a través de objetos, y muchas veces a través de alimentos con azúcar. Todos los adultos sabemos que mientras un niño come algo dulce, no molesta. Y también sabemos que en la medida en que esté hechizado por la televisión, tampoco molesta. Si aprende a jugar con el ordenador, molesta menos aún. Y si necesitamos salir a la calle en su compañía, en la medida que le compremos algo, lo que sea, estará tranquilo y nos permitirá terminar con nuestros trámites personales mientras dura la fugaz alegría por el juguete nuevo.
Los niños aprenden que es más fácil obtener un objeto o algo para comer (generalmente muy dulce o muy salado) y de ese modo desplazan sus necesidades de contacto y diálogo hacia la incorporación de sustancias que “llenan” al instante. Tienen la falsa sensación de quedar satisfechos, aunque esa satisfacción dura lo que dura un chocolate. Es decir, muy poco tiempo. Por eso los niños volverán a pedir –o a molestar a ojos de los adultos- y en el mejor de los casos volverán a recibir algo que se compra, con la debida descalificación de sus padres por ser demasiado pedigüeños o faltos de límites. Es un modelo que repiten hasta el hartazgo, porque funciona: creen que necesitan estímulo permanente, consumo permanente y rápida satisfacción.
A esta altura, los niños han olvidado qué era lo que estaban necesitando verdaderamente de sus padres. Ya no recuerdan que querían cariño, ni atención, ni mimos, ni palabras amorosas. Ya no registran que era “eso” lo que estaban necesitando.
Nosotros los padres también consumimos para calmar nuestra ansiedad y nuestra perplejidad al no saber qué hacer con un niño pequeño en casa. La cuestión es que nos vinculamos con el niño sólo en la medida en que hay algo para hacer, y si es posible, algo para comprar o comer. Y si el niño puede hacer “eso” solo, sin necesidad de nuestra presencia, mejor aún. Sólo basta mirarnos unos a otros un domingo en un centro comercial cualquiera, en cualquier ciudad globalizada.
Esta dinámica de satisfacción inmediata a falta de presencia afectiva, somete a los niños a una vorágine de actividades, corridas, horarios superpuestos y estrés, que nos deja a todos aún más solos. No nos damos la oportunidad de aprender a dialogar, nos olvidamos de los tiempos internos y pasamos por alto nuestro sutil compás biológico.
¿Qué podemos hacer? Pues bien, podemos buscar buena compañía para permanecer con los niños en casa, sin tanto ruido ni tanto estímulo. Amparadas por otros adultos, es posible permanecer más tiempo en el cuarto de los niños, simplemente observándolos. No es imprescindible jugar con ellos, si no sabemos hacerlo o si nos resulta aburrido. Pero si no logran ser creativos aprovechando nuestra presencia, basta con acercarles una propuesta, unos lápices de colores, una invitación a cocinar juntos, o a revolver las fotos del pasado. En fin, siempre hay algo sencillo para proponer, ya que “eso” que haremos será la herramienta para alimentar el vínculo. Y los niños generalmente aceptan gustosos.
Cuando estamos en la calle con los niños, podemos “desacelerar” y darnos cuenta que no pasa nada si tardamos más tiempo en realizar las compras o los trámites. Porque de ese modo cada salida puede convertirse en un paseo para los niños y en un momento pleno y feliz para nosotros. Si somos capaces de detenernos ante una vidriera que les llama la atención, si una persona los saluda y nos otorgamos el tiempo de sonreírle o bien si nos sentamos un ratito en la vereda porque sí, porque pasó una hormiga, algo habrá cambiado en la vivencia interna de los niños. Esos cinco minutos de atención significan para nuestros hijos que ellos nos importan, que el tiempo está a favor nuestro y que la vida es bella desde el lugar donde ellos la miran. Estamos diciéndoles que nada nos importa más en este mundo que mirarlos, que deleitarnos con la vitalidad y la alegría que despliegan y que los amamos con todo nuestro corazón.
Toda la dedicación y el tiempo disponible que no reciban de nosotros, los obligará a llenarse de sustitutos, y luego creerán que sin esas sustancias o esos objetos no pueden vivir. La realidad es que no podemos vivir sin amor. Todo lo demás, importa poco.
Servicio Psicopedagogico
CONTINUAMOS ENSAYANDO PARA LOS FESTEJOS DEL DÍA DE LA PATRIA




"FESTEJAMOS EL CUMPLEAÑOS DE NUESTRA DIRE"




lunes, 18 de mayo de 2009
¿SABEN QUÉ ES UN JARDÍN?



Hoy les vamos a contar. ES el lugar de los sueños dónde los peces caminan y los pajaritos nadan, donde la bruja se convierte en princesa y el gigante en mariposa. Donde se puede pintar cada cosa con los colores que nos gustan, es ese lugar donde las montañas son pequeñas y los grandes barcos navegan en un charquito de agua.
Es… esa galera grande, grande de la que podemos sacar todas las cosas que nos hagan felices, ayudándonos cada día a crecer con amor, amistad, solidaridad, respeto por el otro, pero fundamentalmente con alegría e inocencia, esas que a manos llenas tienen nuestros pequeños.
¿Qué es el jardín? Es una lagrimita emocionada al separarse de los brazos de mamá, es la capacidad de asombro que reflejan esos ojitos felices cuando planeamos el paseo a un mundo nuevo. Es la sonrisa cómplice cuando la seño pregunta enojada, quién fue?. Es el amor y la ayuda a aquel compañero que es diferente. Es ese beso o abrazo que ante una pelea, la seño nos enseña a dar. Es esa alegría sin límites cuando vemos que la familia vino a vernos a participar en la fiestita.
Es esa alegría por aprender cada día algo nuevo. Es esa manito insegura que ya empieza a garabatear el nombre.
¿Qué es el jardín? Es ese mundo mágico que nos protege de lómalo con su amor y nos da la mano para viajar en un inmenso avión pintado con los colores de la felicidad y de los sueños.
Ese es el Jardín… Ese es nuestro Jardín… Todo eso lo vivimos cada día en “Las aventuras de Cristian y Diego”
28 DE MAYO "DÍA DE LOS JARDINES DE INFANTES"
28 de mayo
Día de los Jardines de Infantes
Día de la Maestra Jardinera
Rosario Vera Peñaloza, "Maestra de la Patria"
Rosario Vera Peñaloza nació el 25 de diciembre de 1873 en el pueblo de Atiles, departamento Rivadavia, La Rioja. Dedicó su vida a la enseñanza. Fundó el primer jardín de infantes argentino. El Consejo Nacional de Educación le encargó la formación del Primer Museo Argentino para la Escuela Primaria, hoy Complejo Museológico del Instituto Félix Bernasconi. Luego de una admirable trayectoria, llegó a Inspectora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial. Falleció el 28 de mayo de 1950. Esa es la fecha que se toma, precisamente, para conmemorar, en su honor, el "Día de la Maestra Jardinera" y el "Día de los Jardines de Infantes".
sábado, 16 de mayo de 2009
ENSAYANDO PARA CELEBRAR EL "CUMPLEAÑOS DE LA PATRIA"
sábado, 9 de mayo de 2009
EN ABRIL TRABAJAMOS SOBRE EL TEMA: "MIS AMIGOS, LOS ANIMALES"
